SER DIFERENTES

A lo largo de mi vida profesional me he dado cuenta de un denominador común en las historias de éxito de aquellas personas que nos han inspirado: todos coinciden en que la clave del éxito es ser diferentes.

Ya sea que se trate de ser novedoso con nuestro producto, o ya sea que se trate de tener una actitud única frente a la vida, las grandes personalidades de la historia se han centrado en ser y hacer las cosas de acuerdo a ellos mismos a lo que iban descubriendo de la vida y de la realidad.

 

 

Ahora bien, ser diferente no significa inventarnos una personalidad “única”; ser diferente es aceptarnos tal cual somos, sin comprometernos a cosas que no queremos hacer y sin hacer cosas que no vayan de acuerdo a lo que somos, a nuestra esencia y a nuestra forma de percibir las cosas. Eso es ser diferente.

 

En nuestra sociedad estamos condicionados a estereotipos que conducen a la “felicidad”: si tienes un trabajo estable, un esposo, unos hijos y un coche, serás feliz. Pero de lo que pocas veces nos damos cuenta es que en realidad esa es una promesa vacía, porque nadie en el mundo puede crear nuestra propia felicidad más que nosotros mismos. Y para crear esa felicidad no podemos emprender el viaje si no es a partir de re-conocernos, es decir, volvernos a conocer, retomar aquellas cosas que somos y que hemos olvidado; sacar del fondo de nuestra mente los sueños y proyectos que hemos dejado de lado porque no se ajustaban a los cánones que la sociedad nos imponía.

  

Aunque parezca difícil el momento de comenzar es hoy; no mañana y no pasado, sino hoy mismo. Si dejamos pasar más tiempo seguiremos viviendo la vida como simples espectadores pero quedará siempre la duda de cómo lo habríamos hecho si en lugar de ser espectadores nos hubiéramos atrevido a ser protagonistas.

 

Ve adelante y piensa: ¿esto soy yo?

 
 

Fotografía Fachy Marín

 
 

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